El campo de los afectos es, por definición, un espacio liminal, una zona de transición donde las fronteras entre lo virtual y lo material, lo personal y lo colectivo, lo real y lo ficcional inevitablemente se desarman. Entre/telones y pantallas propone una serie de lecturas críticas sobre la producción de una generación emergente de artistas que ha privilegiado esos intersticios y zonas de contacto para dar cuenta de un nuevo género impuro y multidireccional. Un género que se caracteriza tanto por la fusión de elementos provenientes del teatro, el cine, la danza y la performance como por su cuestionamiento a la rigidez de las categorías convencionales, la oposición entre lo pasional y lo racional, y las formas tradicionales de representación. En esta dimensión se actualiza un nuevo tono de evidente corte generacional, y acaso una nueva forma de la afectividad contemporánea.

El género que anima estas producciones contemporáneas –como las de Lola Arias, Federico León, Mariano Llinás, Alejo Moguillansky, Romina Paula, Mariano Pensotti, Matías Piñeiro y Rafael Spregelburd– comparte registros y estéticas tanto con el biodrama como con el así llamado Nuevo Cine Argentino, pero tiene rasgos propios que renuevan ambos fenómenos. Este corpus se caracteriza por la circulación de personas, estilos y técnicas que se abren en los intersticios del cine y el teatro, y por performances menos arraigadas en el realismo que las de sus predecesores. Las obras en cuestión combinan, además, una fuerte marca de localidad con un espíritu cosmopolita. Por otra parte, la recurrencia de un tono juguetón y hasta festivo promueve un estilo autorreferencial. Juntas, estas producciones vislumbran el nacimiento de una auspiciosa voz generacional transdisciplinaria, intermedial y multidireccionalen el campo de las artes performáticas argentinas.