Catherine o la glorieta. JANE AUSTEN
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A los 16 años, cuando escribe la inconclusa Catharine o La glorieta, Jane Austen ya es la Jane observadora e irónica que conocemos, pero todavía más irreverente. En sus páginas despuntan ya las características que hicieron un clásico de la obra de Austen: las profundas dotes de observación social y la veta humorística que atraviesa el comentario. Aparecen también algunas de las preocupaciones clave de la escritora, como la sórdida realidad de las mujeres sin independencia económica y las limitaciones que las convenciones sociales imponen a los vínculos entre hombres y mujeres.
Catharine vive con una tía hipocondríaca y dominante, muy preocupada por vedarle el acceso a todos los muchachos del pueblo, y de fuera del pueblo también. Sus únicas amigas están lejos, y la recién llegada Camilla parece demasiado superficial para el carácter sencillo y espontáneo de Catharine. La visita de Edward, el desenvuelto hermano de Camilla, traerá consigo malentendidos, confusión y angustias varias, no sólo para la tía sino también para la joven protagonista.