Los límites del control

Yamila escribe entre los siglos XVIII y XXI. Parece anacrónica, pero es innovadora. Ciencia, matemática, botánica, el caótico orden controlado de los sueños. Hay una sibilancia inusual en Los límites del control, un malestar. La belleza con síntoma del control. Una belleza imperfecta, que acentúa el detalle en la observación minuciosa.

Yamila explora los límites del control como ella mejor lo sabe hacer, sujeta a estructuras invención de la máquina de vapor, la extrañeza onírica, el estudio de hombres vegetales, la nomenclatura del amor, la complejidad metafórica de los colores, la ciencia, la biología, la matemática, la literatura. Yamila escribe estos nueve cuentos como quien respira bajo el agua. Sabe lo que hace. Escribe para producir placer en la lectura, porque ella misma es una lectora inteligente que lee a medida que escribe. Lee para documentarse, pero también se lee a sí misma, para ejercer el control que la proponen como una de las escritoras más interesantes y distintas de la actualidad. sólida, tramas sumamente interesantes y un trabajado lenguaje poético. En cada cuento se ingresa a universos diferentes, llenos de sorpresas y conocimiento.

Yamila Bêgné sabe perfectamente lo que hace: literatura. Ella puede jactarse de eso, pero no lo hace, o lo hace ejerciendo su oficio, ejerciendo, justamente, un control sobre las tramas, sobre el lenguaje, sobre aquello que van a pensar sus personajes, sobre los tópicos, muchas veces extraños, que toca. En ese control sobre lo escrito, lo arriesga todo, y bajo el influjo de ese riesgo controla nuestra propia experiencia lectora. 

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