La casa natal

Tapa

Traducción y prólogo de Matías Battistón

El santuario que lo instaban a presidir se le figuraba –aunque nunca había tenido ocasión de visitarlo– como el más sagrado que conocieran los hombres, la casa de la infancia del poeta supremo, la meca de la raza angloparlante. Los ojos se le llenaron de lágrimas, aun antes que a su esposa, cuando miraron juntos la estrecha prisión donde vivían, tan sombría en sus luces, tan fea en su trajín, tan alejada de cualquier sueño, tan intolerable para cualquier gusto. Sintió como si una ventana se hubiera abierto a un enorme bosque verde, un bosque de nombre glorioso, inmortal, poblado de vívidas figuras, cada una ilustre, del que se oía un murmullo, profundo como el sonido del mar, que era el susurro, entre la sombra arbolada, de toda la poesía, la belleza, el color de la vida. Sería prodigioso que él resultara ser quien guardara la llave de aquel mundo renovado.

Novedades en Editoriales Libro%

Resistir la cicuta. La “utilidad” de la filosofía en el siglo XX, de Mateo Belgrano
Resistir la cicuta es un manifiesto que emerge en defensa de una disciplina cada vez más...
De malones, cacicas y parlamentos. El arte de la diplomacia en las fronteras, de Florencia Roulet
¿Qué había más allá de las fronteras del imperio colonial español en América? Vastas...
Técnicas de creatividad musical. Introducción al conocimiento de la armonía y el contrapunto, de Edgar Ferrer
Las presentes Técnicas de Creatividad Musical te van a aportar una metodología para...
La guerra fría vista desde Buenos Aires. Los editoriales en La Nación, 1954-1955, de José Luis Romero
Entre marzo de 1954 y setiembre de 1955 José Luis Romero escribió setenta y dos...