La casa natal

Tapa

Traducción y prólogo de Matías Battistón

El santuario que lo instaban a presidir se le figuraba –aunque nunca había tenido ocasión de visitarlo– como el más sagrado que conocieran los hombres, la casa de la infancia del poeta supremo, la meca de la raza angloparlante. Los ojos se le llenaron de lágrimas, aun antes que a su esposa, cuando miraron juntos la estrecha prisión donde vivían, tan sombría en sus luces, tan fea en su trajín, tan alejada de cualquier sueño, tan intolerable para cualquier gusto. Sintió como si una ventana se hubiera abierto a un enorme bosque verde, un bosque de nombre glorioso, inmortal, poblado de vívidas figuras, cada una ilustre, del que se oía un murmullo, profundo como el sonido del mar, que era el susurro, entre la sombra arbolada, de toda la poesía, la belleza, el color de la vida. Sería prodigioso que él resultara ser quien guardara la llave de aquel mundo renovado.

Novedades en Editoriales Libro%

101 Argumentos contra la izquierda: Política, economía, cultura, educación, entretenimiento, historia

El debate político nunca ha sido tan dinámico como lo es en la actualidad. Parte de...

La construcción del milagro: El caso Argentino

Quien lea estas páginas encontrará fundamentos a cada una de las decisiones que el...

Primero yo, después te quiero

GRETTA quiere dejar de complicarse la vida.

Ya es una mujer,...

Javier Milei for Export: Cómo derrotar al populismo paso a paso

No estás frente a otro libro político. Estás frente a una advertencia. Y también...