Este es un libro que el autor hubiera deseado poder leer cuando se iniciaba en su labor como terapeuta de parejas y con el que hubiera querido confrontar ideas cuando era ya dueño de una vasta experiencia en aquella labor. Como no pudo cumplir ninguna de esas dos aspiraciones, no tuvo más opción que escribirlo. Porque este libro aspira a contestar dos preguntas esenciales: ¿qué se hace cuando se declara ser terapeuta sistémico-relacional de pareja? y ¿de cuáles herramientas se dispone para esa tarea? El sustento de aquella terapia resulta de considerar que el hombre se inicia en el encuentro, crece y se desarrolla en el vínculo, padece en la relación y supera sus problemas en la proximidad del otro. Y el terapeuta dispone de herramientas tales como la pregunta que soslaya lo evidente y descubre lo no dicho, la alternativa al relato repetido e inconducente, la apelación a la historia como esa instancia en la que los discursos tradicionales devienen mandatos inapelables, el lugar asignado al profesional en el sistema terapéutico, y otros recursos que podrán descubrirse en la lectura del libro. Libro que nació de la conjunción entre la labor en el consultorio y el continuo cuestionamiento de las ideas y los procedimientos empleados. Hay en él profusión de situaciones clínicas con una simultánea explicitación del pensamiento que justificó las diversas intervenciones. La respuesta del lector confirmará o no el logro de los propósitos del autor.