Autor: Enrique Manson / 

El trabajo que llega a nuestras manos es el tercer y último libro de la colección "Entre dos helicópteros" y cubre un período de nuestra historia reciente que no es precisamente un dechado de épica. No hay un 17 de Octubre, no hay un Cordobazo, pero he aquí el primer mérito de Manson: la presentación de los hechos acaecidos se relatan con singular maestría y no decaen en su interés ni por un instante.
Cronológicamente cubre desde los estertores del autodenominado “Proceso” (1982) hasta una nueva gesta patriótica que se abre con el gobierno de Néstor Kirchner y su continuación, con el de su esposa Cristina Fernández. En el medio de frustraciones, esperanzas marchitas, sueños que se vuelven pesadillas, engaños reiterados, con tres actores.
El gobierno del Dr. Raúl Alfonsín que concluye en renuncia precipitada; luego la doble presidencia del Dr. Carlos Saúl Menem que rápidamente archiva la idea del salariazo y la revolución productiva para travestir al Peronismo y por último el des-gobierno del Dr. Fernando De la Rúa que termina con una pueblada en su contra y su huida en helicóptero.
Este trio de gobiernos que parecería a simple vista tan disimiles entre sí, no lo son. Los unen teorías estructurales que aplicadas, no pueden llevar a otro resultado que el fracaso. Me refiero al sometimiento y entrega del patrimonio nacional a los dictados del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que estos gobernantes aplicaron con esmero y dedicación digna de mejor causa.
Otro mérito importante que ostenta Enrique Manson es su posición ante la Historia. Entiende que su lectura, su análisis, su interpretación, nunca debe ser ajena a la rigurosidad histórica que siempre fue parte de sus trabajos. Dicha rigurosidad es lo que lo legitima ante sus pares.
Este libro ayuda a desentrañar que hay otra Historia. Como decía Pepe Rosa, “La Historia falsificada es un muro de piedra interpuesto entre nosotros y el pasado argentino. Romper ese muro es la tarea inicial de nuestra liberación (…) Las academias en los países coloniales como el nuestro, forman parte del aparato de sometimiento, como tantas otras cosas: la llamada gran prensa, la radio y la TV”