La vida no es útil
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
Ailton Krenak, filósofo, chamán indígena y una de las
voces más reveladoras del pensamiento latinoamericano
contemporáneo, sostiene que despertar del coma de la modernidad
es despertar a la posibilidad de volver a sumergirse
en el sentido cósmico de la vida. A través del proyecto occidental
moderno, hemos masacrado la Tierra, la hemos “desgarrado”,
la hemos arrasado, y con ella, a nosotros mismos.
Recuperar el sentido cósmico de la vida es recordar que “la
vida se mueve a través de todo” —piedras, montañas, ríos,
plantas, animales, insectos, antepasados— y que la vida es
“atravesar el organismo vivo del planeta a escala inmaterial”.
La vida no consiste en lo que somos capaces de planificar
y organizar en un calendario, tampoco en trabajar lo suficiente
para poder descansar, ni en convertirse en una persona realizada
con una educación certificada y un gran salario.
La vida, para Ailton, es sostener el tejido que conecta a
los seres visibles e invisibles de este cosmos. Un tejido violentado
desde hace demasiado tiempo y que nos demanda,
de forma urgente, que nos involucremos; porque “la vida es
trascendencia” y no puede hacerse útil dentro de la lógica
utilitaria de la habitabilidad colonial del planeta.