Tres meses; un año


El vértigo del olvido. Peor, el vértigo de los recuerdos que llegan como en ráfagas. La necesidad de reconstruir –o hasta de construir– una historia a partir de retazos, de puros fragmentos de memoria suelta. Fernando Chulak se vale de ese vértigo para hilvanar la desventura de un hombre, su perro –¿será su perro?– y su mujer –por dios, ¿será su mujer?
El hombre en cuestión lleva una rutina hecha de vacíos de espacio y de tiempo. “Sé que pensaba en algo –dice–, no sé en qué”. Esa incertidumbre alimenta el enigma, se esparce en la voz, mientras el hombre mira a la mujer –tan perdida como él– que metió en su casa, y mira a su perro con la esperanza de que el comportamiento del perro, la memoria canina, le devuelva alguna revelación.
Fernando Chulak sabe trabajar con personajes solitarios, mujeres y hombres que arman una vida desde el pleno ensimismamiento y de la necesidad repentina de vérselas con el mundo de
afuera. Así lo hizo en Jauría, así lo hizo en Tilde, tilde, cruz. Ahora, a la soledad elemental, le agrega la desesperación de la mente que borra y anula recuerdos; la mente que se aferra, hasta donde puede, al instante que pasó. Y lo pierde.
Tres meses; un año, es una novela bellísima y estremecedora.
Mariano Quirós
Novedades en Editoriales Libro%
La vida, la novela y el amor
La novela es un amor a primera vista entre algo que nos llamó la atención hace dos...
Tiempo de hablar y escuchar
La palabra nace antes que nosotros. Nos antecede y nos acompaña, pero no basta con...
Una película es todo el cine
Los amantes, dice John Berger, plantean una tregua frente al dolor del mundo....
Raúl
Abrir la puerta para salir a jugar. ¿Se acuerdan de cuando éramos chicos? Hacerse...