clásicos de la literatura

Contra los poetas

Antecedido por Contra la poesía

Imaginemos la siguiente escena: un grupo de unas veinte personas… y, de repente, una se levanta y se pone a recitar. La mayoría se aburre, pero el vate no quiere entenderlo e, incluso, se comporta como si estuviera suscitando entusiasmo: exige que todos se arrodillen ante la Belleza, que todos admiren su condición de poeta. Y aunque nadie conceda valor a su canto, adopta la actitud de quien cree estar diciendo palabras que determinan el sentido de lo humano. Entregado a su misión poética lanza exclamaciones, invectivas, se agita en el vacío…

Cómo paga sus deudas un genio

Seleccionado y traducido por Matías Battistón

Se encontraba él en esa situación mortificante que todos nosotros conocemos, en la cual cada minuto que pasa se lleva consigo otra oportunidad de recuperar nuestra entereza; en la cual, con la mirada fija en el reloj, el genio de la invención siente la necesidad de duplicar, triplicar, decuplicar sus fuerzas en proporción al tiempo cada vez menor del que dispone y a la velocidad con la que se acerca la hora fatídica.

Carnets

Quiero perderme por falta de caminos. Siento el ansia de perderme definitivamente, no ya en el mundo ni en la moral, sino en la vida y por obra de la vida. Odio las calles y los senderos, que no permiten perderse. La ciudad y el campo son así. No es posible en ellos la pérdida, que no la perdición, de un espíritu. En el campo y en la ciudad, se está demasiado asistido de rutas, flechas y señales, para poder perderse. Uno está allí indefectiblemente limitado, al norte, al sur, al este, al oeste. Uno está allí irremediablemente situado.

Azul

¡Qué silvas! ¡Qué sonetos! La cabeza del poeta lírico era una orgía de colores y de sonidos. Resonaban en las concavidades de aquel cerebro martilleos de cíclopes, himnos al son de tímpanos sonoros, fanfarrias bárbaras, risas cristalinas, gorjeos de pájaros, batir de alas y estallar de besos, todo como en ritmos locos y revueltos. Y los colores agrupados, estaban como pétalos de capullos distintos confundidos en una bandeja, o como la endiablada mezcla de tintas que llena la paleta de un pintor...

Agencia general del suicidio

Seré serio como el placer. La gente no sabe lo que dice. No hay razones para vivir, pero no hay razones para morir tampoco. La única forma en que se nos permite manifestar nuestro desdén por la vida, es aceptarla. La vida no merece que nos tomemos la molestia de abandonarla. Podemos por caridad ahorrarsela a alguien, ¿pero a nosotros mismos?

Aforismos

En coedición con Verdehalago

“Pienso que Chesterton es uno de los primeros escritores de nuestro tiempo, y ello no sólo por su venturosa invención, por su imaginación visual y por la felicidad pueril o divina que traslucen todas sus páginas, sino por sus virtudes retóricas, por sus puros méritos de destreza…”

Jorge Luis Borges

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