Cuando creemos que ya todo fue dicho, la realidad se esfuerza en
mostrarnos que no es así. Cuando pensamos que nuestra capacidad de
asombro llegó a su punto máximo, nos sorprendemos al comprobar que
aún, nos quedaba otro peldaño por subir.
Y es precisamente lo que consigue “SORPRESAS QUE DA LA VIDA”:
permitir que la curiosidad del lector, vaya más allá. Despertar en él la
necesidad de saber qué hay del otro lado de la página.
Porque no hay historia que sea igual a otra. Fundamentalmente, porque
cada una tiene nombres propios. Tiene vidas propias. Y eso, las hace
diferentes.
La única semejanza que, sin dudas todas necesitan, es que su historia
tenga el final deseado.
“SORPRESAS QUE DA LA VIDA”, conseguirá que algunos se sientan
reflejados en ciertos pasajes de la historia. Otros, probablemente hayan
sabido de alguien que debió pasar por lo mismo. Lo cierto es que nadie
podrá ser indiferente ante la historia de Benjamín.
Las historias reales, con personas de carne y hueso. Con alegrías y
temores. Con aciertos y errores, son las que más nos atrapan. Porque
movilizan nuestras sensaciones más profundas. Le sacan el polvillo que a
veces, recubre nuestros sentimientos. Y nos hace libres de ponernos en la
piel del otro. De saber que aún, somos capaces de notar que una lágrima
inquieta, necesitaba humedecer nuestra mejilla.
Todo eso, conseguirá “SORPRESAS QUE DA LA VIDA”. ¿Por qué?
Sencillamente porque cada página está impregnada de valor, coraje,
determinación y principalmente, ganas de vivir. Y cada uno de esos
elementos, fueron aportados por Benjamín. Que con sólo 11 años, en
estas cuestiones de andar viviendo, vaya si tiene para contar…