Construir una didáctica (inclusiva). Del Diseño Universal para el Aprendizaje y los nuevos desafíos de la enseñanza, constituye un nuevo puente que invitamos a cruzar en el recorrido de ser educadores en este siglo XXI. La educación (inclusiva) pasó de ser una perspectiva pedagógica a la necesidad de instalarse en el concepto mismo de educar.

Una educación (inclusiva) que, expresada “entre paréntesis”, pretende focalizarse en una mirada prospectiva del acto de educar; no para invisibilizarla, sino por el contrario, para destacar la centralidad de la enseñanza en el contexto de la variabilidad de los aprendizajes de cada uno de los sujetos que hoy transitan diversos recorridos escolares.

Así como en la historia de la educación tantos pedagogos diseñaron en sus épocas los modos de organizar la enseñanza, la disposición del aula, las disciplinas, la posición de los alumnos y sus aprendizajes, la evaluación y demás principios didácticos, hoy inmersos en las transformaciones culturales, académicas, científicas y tecnológicas del siglo XXI es nuestro tiempo de construir una nueva época de la educación.

La educación (inclusiva) no es el antojo de algunos renovadores pedagógicos de avanzada. ¡No! Es un nuevo contrato fundacional entre Estado, Sociedad y Escuela, tal cual lo fueron cada uno de los contratos fundacionales que históricamente imprimieron la institucionalización de lo escolar.

En ese horizonte, hacer realidad esta educación (inclusiva), requiere de quienes conformamos parte del acto de educar, un posicionamiento docente para construir otros sentidos y renovadas prácticas educativas. Entonces, pensar en la construcción de una didáctica (inclusiva) va a demandarnos un quiebre intelectual que nos permita desandar las representaciones devenidas de la tradicionalidad pedagógica, para dejarnos interpelar por los nuevos desafíos de la enseñanza y el aprendizaje.