historieta argentina

Es un libro de historietas de 72 páginas escrito por Eduardo Mazzitelli y dibujado magistralmente por Quique Alcatena.

Es el tercer título de la colección Dóricos, de autores de estilo clásico.

¿De qué se trata?

Agua, Tierra, Aire, Fuego.

La redención de Morgan Moreau, escrito por Héctor Bellabamba y dibujado por el talentosísimo Horacio Lalia, es el segundo libro de la colección Dóricos que está integrada por autores de estilo clásico.

La historia

Un valle perdido, una tribu extraviada en el tiempo y dos hombres blancos contemporáneos: escenario y protagonistas del enfrentamiento con las Plagas, azotes monstruosos y fantásticos que los nativos nunca lograron derrotar. Y en medio de las alucinantes alternativas de la historia, un hombre en busca de su redención.

Un nuevo libro de la ya clásica antología de historietas en la que comparten espacio autores consagrados con nuevos talentos.

Este número contiene 17 historietas completas y 29 autores.

Detalle:

ARTE DE TAPA: Juan BOBILLO

Historietas unitarias completas: 

Novela gráfica escrita y dibujada por la talentosa Luisina Módica.

Incluye también cuatro historietas unitarias: Trending topic, Vanja, Fix Match y Los pensamientos que nos unen.

De niño, Federico encontró la foto de una gran casona donde su abuela vivió los mejores veranos de su infancia. Los relatos de ella perduraron en su mente hasta que, ya más grande, decide emprender un viaje desde Buenos Aires hasta Bibiana, un pueblo de los Pirineos italianos, con la esperanza de encontrar la antigua Palazzina, sin saber su ubicación exacta.

Los muertos pueden volver. El servicio de inmortalidad crea una copia de la persona muerta y la guarda para cuando el original “ya no esté”. Pero algo salió mal: las empresas que ofrecían el servicio quebraron, y las copias escaparon, deseosas de reemplazar sin aviso a quien estuviera faltando. Eso les dio su nombre: intrusos. La doctora Marcus, neopsiquiatra, tiene una tarea difícil: neutralizar a los intrusos. Pero cada caso, cada historia, la arrastra hacia la conexión que parece haber entre todos: el castillo rojo.

Neno se va a morir. La enfermedad que lo tiene casi postrado y con intensos y cíclicos dolores ya no se puede curar. Para cuidarlo, su familia contrata a un enfermero, un joven amable y de pocas palabras. Neno es mal llevado y no soporta la amabilidad ni la indulgencia del enfermero. Pero Neno es algo más: es animador. Y el enfermero, aunque no entiende nada del oficio de Neno, se ve arrastrado a compartir con su paciente este universo desconocido.

Arenas, el hipnotizador, trabaja de desenterrar recuerdos dormidos. Todo tipo de personas se acerca a él buscando que los lleve al trance en el que podrán decir aquella verdad que ocultan.

Pero Arenas padece un insomnio sobrenatural, y para peor, elige vivir en el Hotel Las violetas, donde paga por no usar su cama. Su presencia agitará pequeñas aventuras que, desperdigadas, armarán el mosaico de su propia historia.

La ciudad de Libertador General San Martín, Jujuy ha quedado en penumbras. El responsable parece ser un sobreviviente de aquellos cortes de luz ocurridos durante la última dictadura militar, donde policías, militares y capataces de una empresa azucarera secuestraron 400 personas. Dos policías llegan a la casa del sospechoso. Cada detalle del interior parece parte de una escenificación, como si se buscara replicar un momento del pasado. Habitación tras habitación, el tiempo se desdibuja. ¿Es posible cambiar la historia? ¿Qué secreto guarda la casa? ¿Y qué tiene que ver con ellos dos?

Elvio Guastavino se ve como cualquier empleado de oficina del microcentro, y ninguno de sus compañeros de trabajo pensaría algo distinto. Excepto porque gasta su hora de almuerzo parándose en la vidriera de un anticuario para sostener largas conversaciones con una muñeca de colección de la que está enamorado con locura. Elvio ahorra ferozmente su magro sueldo para poder comprarla, por lo que vive con su hambrienta y anciana madre en un escenario de abandono y decadencia. Pero nada de esto le molesta, porque solo puede pensar en la muñeca, y en consumar su amor.