Joann Sfar

El gato del rabino

El gato del rabino se comió al loro, y ahora puede hablar. Abraham, el rabino, se desespera. Y su hija, Zlabya (a la que el gato considera su dueña), se divierte: nada de lo que el gato dice se sujeta a las leyes humanas. Le gusta contradecir al rabino en cuestiones de Dios y religión, discutir con el rabino del rabino, delatar la hipocresía humana, y decir cosas con el solo objetivo de incomodar. Pero ahora que su vida animal intersecta con la de las personas, las cosas ya no son tan simples como andar por medianeras y comer pajaritos.

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