Javi mira todo, observa: los rayos del sol que sefiltran por la ventana y juguetean sobre los muebles;la luna, al anochecer, pero más que nada laspatitas de su gata que, como él, juegan con lasmigas que caen al piso.

Julia y Ema van a la misma escuela, son tímidas las dos, se miran, no se hablan, hasta que un día empiezan a charlar y todo cambia: comparten juegos, se hacen amigas y hasta se inventan un sueño que noche a noche va creciendo como un cuento.

Los animales del bosque cantan llamando al Lobo ya los tres cerditos para que salgan a jugar, peroentonces sucede algo terrible... ¡alguien acechaentre las sombras...! ¿Quién será...?

Gimenagiganta va de aquí para allá buscando a su novio,
¿alguien lo vio...?
¡Nooo!, dicen los vecinos.
Es un señor gordito, petisito, peladito... insiste ella.
¡No, no y no!!!
Hasta que una señora, también petisita, decide poner las cosas en su lugar.

La ciencia ficción suele tener muchas definiciones. En general suele ser una especulación sobre el futuro. Pero como todo género popular, permite múltiples entradas. Y una de ellas es la de los cuerpos desobedientes. Cuerpos cyborgs, cuerpos intervenidos, cuerpos transformados por el deseo, cuerpos metamorfoseados por la magia o las modificaciones voluntarias (e involuntarias). Cuerpos que viven de una manera diferente porque sus cuerpos involucran otra dimensión. Este libro está lleno de los saberes de esos cuerpos.

Las socializadas mujeres saben que hay un disciplinamiento detrás del pedido “no hagas tanta historia”, “dejá de hacer historias por cualquier cosa”… En un gesto rebelde, Stengers y Despret hacen historias, reúnen fragmentos de experiencias y saberes que la masculinidad desdeña (siempre ocupada por La Verdad) y descubren un yacimiento, una técnica, una epistemología y un camino. Preguntan ¿Quiénes somos nosotras? ¿Qué le hicimos al pensamiento cuando ingresamos a la universidad? ¿Le hicimos algo? ¿Qué le podemos hacer? ¿Cómo hacemos? ¿Cómo podríamos hacerlo mejor? ¿Fuimos sumisas?

Escritor, político, ensayista, biógrafo, Leopoldo Lugones (1874-1938) escribió un sinnúmero de obras de distintas temáticas, colaboró en revistas y diarios; y aunó en este volumen cinco cuentos que, originalmente, había publicado para el diario La Nación, de Argentina. 

Cuentos fatales describe historias sobre el descubrimiento de antiguas creencias egipcias en sus tres primeros cuentos y en los otros reivindica la figura del Don Juan y del gaucho malandra típicamente argentino.

Fiódor Dostoievski (1821-1881), el gran escritor de todos los tiempos, escribió su tercera novela, La patrona, en 1847. En ella hace hincapié en la soledad que sufre el intelectual ruso, incapaz de llevar a cabo sus propios proyectos, inútil para sociabilizar con los más humildes de la población donde vive, en San Petersburgo. El protagonista, Ordinov, deambula buscando asilo, hasta que se encuentra con dos personajes poco habituales para él y comienza a transitar un callejón sin salida, al que solo el destino pone final.

Las novelas de aprendizaje forman parte de un subgénero literario que retrata la transición de la niñez a la vida adulta. Fin de viaje ha sido catalogada dentro de ese marco, aunque muchos estudiosos afirmaron que el intento fracasó, debido al desenlace y a que la autora volcó su feminismo en ella, ya que, si bien la idea se basa en la educación de una joven para ser insertada en la sociedad inglesa de la época, Virginia Woolf hace más hincapié en las diferencias sociales entre hombres y mujeres.

Freshwater, una comedia fue el nombre que Virginia Woolf le dio a esta obra de teatro que escribió antes de 1923, año en el que se representó por primera vez, aunque posteriormente sufrió una revisión de su autora y volvió a salir a la luz en 1935. De carácter mordaz e irónico, Woolf se basó en varios integrantes de su familia para interpretar a los personajes de esta comedia de entrecasa y con ellos representar secuencias divertidas. Es la única obra de teatro escrita por Virginia Woolf y ha sido considerada como pieza precursora del teatro del absurdo.