diversión

BRIF, BRUF, BRAF

Un anciano y una anciana, sentados en balcones opuestos,
les oyen decir ‘brif, braf’ en el patio a dos niños. “Qué tontos
son estos niños”, se queja la señora. “No creo que sean
tontos”, dice el hombre, y ofrece traducciones para las nuevas
palabras que inventan los niños. La discusión con la señora
va en aumento. El hombre traduce lo que para él significan
las palabras inventadas. Hasta que él mismo se apropia de
ese idioma.

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