Flora Tristan vivió mil vidas en una, habitó mil mundos sin pertenecer por completo a ninguno. Nacida en París en 1803, hija de un coronel peruano perteneciente a una poderosa familia del virreinato del Perú y una joven francesa de familia burguesa, pasó demasiado pronto de ser una niña privilegiada a quedar en la calle junto a su madre, al morir su padre.

¿Quién es Hildegarda de Bingen? ¿Quién es esta mujer que, ausente en las historias de la Filosofía, se ganó un lugar, curiosamente, entre los Padres de la Iglesia? Teóloga, visionaria, profeta, compositora, mística, sanadora, santa y doctora de la Iglesia, científica, poeta, dramaturga... ¿filósofa? En Hildegarda conviven la intimidad del claustro con la sonoridad de la prédica pública. La contemplación y exploración del mundo natural, con la experiencia mística de la visión interior.

En una época obsesionada con la juventud, los límites de la adolescencia comienzan a difuminarse, extendiéndose a edades que antes considerábamos como parte de la adultez o de la madurez.
Esta indefinición lleva a una pérdida del rumbo. Si antes la adolescencia representaba un momento de descubrimiento y formación, hoy la juventud parece detenida en inhibiciones y ambigüedades (respecto de la vocación, la identidad sexual, etc.). La realidad del sufrimiento se desvanece y hasta el amor pierde su capacidad para conmover.

¿Hay algo más humano que educar? ¿Educamos para trascender? ¿Trascendemos educando?
Cada vez que hablamos de educación sentimos que nos hablan, que tenemos que poder decir algo, contar alguna anécdota, vaticinar algún pronóstico, atribuirle algún mal. Desde hace más de quince años, cuando la tecnología irrumpía de manera más masiva en las aulas y los espacios de formación laboral, comenzó a surgir una nueva Torre de Babel: quienes diseñan las tecnologías, quienes enseñan con ellas, quienes aprenden, quienes evalúan y quienes acompañan no tienen un lenguaje común.

Todos percibimos los estímulos de forma diversa. La historia de Juan y Clara nos enseña que podemos apreciar el mundo a nuestra manera y aun así, sigue siendo hermoso.

Este libro busca fomentar en los niños y niñas la empatía y la comprensión de las diferentes formas de sentir, y propone ser más tolerantes ante todo aquello que consideramos diferente.

La protagonista es una joven ciega y el protagonista masculino es un joven daltónico que se cruzarán en las calles de su ciudad sin verse hasta que se ven.

La nena de esta historia está bastante enojada con los adultos que dicen una cosa, pero hacen otra. No reutilizan, no reciclan, no reparan ni cuidan a nuestra madre tierra, y viven como si tuviéramos otro planeta de repuesto… ¡Qué vergüenza dan estos grandulones! Así, ¿qué niño va a querer hacerse grande?

Es maravilloso que los libros infantiles hablen de inclusión y más hermoso es cuando la diversidad es protagonista. Este libro es una celebración de las diferencias, desde la Ciudad Amarilla hasta la Ciudad roja, cada página invita a aventuras emocionantes y amistades entrañables, con un mensaje inspirador de inclusión y aceptación.

Viajá con Monigote y descubrí el poder transformador del amor y la amistad en un mundo donde los colores brillan más cuando se mezclan.