literatura argentina contemporánea

Hojas que caen sobre otras hojas, de Miguel Sardegna

Recuerdo el día que Miguel empezó a escribir Hojas que caen sobre otras hojas. Fue en Nikko. Ese día, entre cien estatuas de Jizo, que sirven de escenario a uno de los cuentos de esta antología, escribió a las corridas alguna idea o frase. Miguel entre los jizo de piedra, tomando notas en su libreta.

La última crecida

Mientras el agua sube y trae cosas: muebles, bolsas, animales vivos y animales muertos, basura, plantas, bultos… una niña ve todo desde la ventana de su casa. Y cuando es de noche, cuando el agua es tan negra como la noche, cuando la creciente se lleva hasta los postes de la luz, lo que no ve lo escucha; lo que no sabe trata de entenderlo reinventándolo.

Por que volvías cada verano

Hay libros que son hechos. Este es uno: se puede leer como una novela, como una denuncia, como la propia construcción. Porque es todo eso: una novela polifónica, el relato de un abuso padecido en la adolescencia en manos de un hombre armado, un tío poderoso, el macho de la familia y del pueblo. Y un hecho: acá está la mujer que fue la nena que ese tipo quiso romper para su uso personal. Y está toda entera, fuerte, hablando de lo que da tanta vergüenza hablar. Escribiendo contra todos los que intentaron callarla. Contra sí misma, incluso, a veces. 

(a)Fortunata

(A)Fortunata es la primera novela de Agustina Adamoli, que nació en Buenos Aires en 1976 y vivió en España, Francia y Estados Unidos por once años antes de regresar a su ciudad de origen. Por eso la trama transcurre en un sanatorio madrileño y lo que en París pudo haber sido un legrado en la capital española se convirtió en un bebé.

Seda Metamorfa, Ana Ojeda

Una mañana, Seda despierta y al mirarse al espejo se descubre por primera vez como es, más allá de todo mandato, de cualquier aspiración: ni joven ni bella ni mujer, si por esto entendemos la serie de características que resultan en un ser obediente y paciente, siempre comprensivo, colaborador. A partir de esta revelación, iluminación profana, Seda iniciará un camino de autoexploración que le costará el trabajo, el alquiler, varias amigas y parientas, pero que le dará a cambio la libertad.

Mi madre favorita tiene bíceps, de Lilian Laura Ivachow

Una chica del conurbano obsesionada con una actriz de TV de los 80; una profesora de historia enamorada de su instructora de box. Policías sensibles y cinéfilas fracasadas. Narcotraficantes prêt-à-porter ocultas tras pelucas rubias; huyendo de las tormentas como sirenas y remolcando para su más preciosa intimidad los días, los autocines y las estrellas. Entre la melancolía y el kitsch, los personajes de Mi madre favorita tiene bíceps parecen siempre llegar de fiestas tristes. Como aquel paracaidista que no puede aterrizar, a duras penas logran pisar la tierra.

La velocidad es mi escuela

El modo en el que Moli Luna nombra este libro es pura verdad: 'La velocidad es mi escuela' es un volumen de relatos que parecen escritos con una navaja entre los dientes, una especie de pedagogía con urgencia de mostrar y una capacidad para construir voces tan, pero tan atractivas. (Julián López).

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