literatura argentina

Wilcock

Celebrado como “el Shelley argentino” por sus versos de lirismo neorromántico que le valieron una precoz consagración literaria, Juan Rodolfo Wilcock (1919-1978) ingresó muy joven en el círculo de la revista Sur. Su inteligencia y su formación cosmopolita no tardaron en ganarle el afecto de Adolfo Bioy Casares y de Silvina Ocampo, con quienes compartió veladas, viajes a Europa y estadías veraniegas en Mar del Plata.

Cuentos artificiales

Este es un sugestivo inventario de lo que el lector encontrará en el libro que sostiene en sus manos: fantasmas, resucitados, parras y barro, saltamontes, camioneros, maricones, puertas y granizo, novios y siestas, peleas de perros, peleas de niños, cumbia, vino, la luz mala, putas, coroneles, comisarios y curitas, todos bajo un cielo y a merced de un Dios que mata para hacer el bien. “Cuentos artificiales va trazando, lentamente, en cada uno de los relatos que lo enhebran, un universo arraigado sobre una territorialidad contundente.

Salvatierra

A los nueve años, Juan Salvatierra quedó mudo después de un accidente de caballo. A los veinte, empezó a pintar en secreto una serie de larguísimos rollos de tela que registraban minuciosamente la vida de un pueblo litoraleño. Tras su muerte, sus hijos viajan desde Buenos Aires para hacerse cargo de la herencia: un galpón inmenso atestado de rollos pintados. Intrigado por la obra monumental creada por su padre, el hijo menor, Miguel, se dispone a ordenarla. Junto con las telas, desenrolla una intriga de secretos familiares.

45 días y 30 marineros

InterZona presenta la reedición de esta novela olvidada de Norah Lange, de tono intimista y autobiográfico, imprescindible para conocer la prosa y el pensamiento de esta narradora y poetisa de vanguardia. Miembro del grupo Martín Fierro, tuvo una estrecha relación de amistad con escritores de su generación como Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal y Oliverio Girondo, que fue su marido. Adelantada a su tiempo, brilló con luz propia y desplegó una sensibilidad contemporánea que dota a sus textos de una modernidad sorprendente que encontrará resonancia en los lectores actuales.

Los cuerpos del verano

Los cuerpos del verano pertenece a la familia de las grandes obras de ficción imaginativa. Un mundo donde los muertos tienen la opción de regresar a un cuerpo gracias al avance de la medicina y a internet, que se configura como una tercera posibilidad de la existencia. El autor construye de esta manera un universo propio, una necrológica melancólica e hilarante sobre nuestra relación con la web y sus problemas cotidianos. Esta pequeña obra de culto que ha fascinado a lectores, críticos y libreros ya ya ha sido traducida al francés, inglés y hebreo.

 

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