literatura argentina

Las comadrejas no existen

Marcela Vicente teje su historia con una aguja de crochet delgada, punzante. Clava el gancho y atrapa al punto con precisión de relojera. Un tic tac. Un mecanismo de relojería, las palabras tan ajustadas que no sobra ni una tuerca. El péndulo oscila. Tic-tac. Presente-pasado. Adulta-niña. Los bordes de una cartografía infantil que se abisma. Cuidado, lo no dicho acecha. ¿Qué monstruos se esconden bajo la cama? No temas, lector. Las comadrejas no existen, jamás podrían atacarte.

 

33 rpm

Todo en 33 rpm es rocambolesco, fantástico y deliciosamente exagerado. El lenguaje, con sus imágenes inesperadas, da vida a personajes como el Melómano, el Uruguayo Farley, el Formoseño Peralta, Perfecto Vatuone; apostadores, laburantes y casi-marginales que, como el propio narrador, se la rebuscan para sobrevivir. Villa Crespo renueva su mística y carga con el peso de su tiempo, son los años posteriores a la crisis del 2001 y en este mundo paralelo también hay malaria y cartoneo.

En la semilla ya está el aroma

En este libro de César Díaz no hay una historia, hay muchas pequeñas historias, con un denominador común: la voz del narrador, que se ramifica, que se expande. Narra en primera persona, en forma fragmentaria, incluso caprichosa, unas pocas situaciones, recuerdos comprimidos, donde la vida se nos presenta sin énfasis, pero con una tristeza contenida que atraviesa cada frase, cada imagen. César Díaz escribió un libro que invita a espiar sin pudor en la intimidad de un hombre que necesita reencontrarse con su propia experiencia.

El Cristo roto

Los pueblos pequeños suelen esconder secretos inmensos. Poco importa en verdad si alguno de ellos resulta revelado; lo que sí cuenta es lo que trasunta, lo que se percibe, el frenesí con que se relata aquello que esconde. Marcelo Rubio, pesquisa de lo nimio, sabe adentrarse como pocos entre los intersticios y hendiduras que dejan estas historias  pobladas de hombres y mujeres al borde del camino, que siguen el ritual de una trama velada y de la que parece no haber huida.

Mariposas mutantes en Fukushima

En este libro, los poemas se convierten en mutantes con forma de mariposas, cucarachas, palomas, escarabajos. Tal bestiario genera una pregunta por la diferencia o la igualdad entre seres que arman conductas repetitivas -maquínicas- frente a la que escribe y mira sin cesar desde su propio patrón pictórico. La poesía de Carolina Musa tiene la potencia "suficiente para embaucar/ lo que no se ve" en el patrón de lo visible a partir de una ineludible mutación. (Cristian Molina)

Wilcock

Celebrado como “el Shelley argentino” por sus versos de lirismo neorromántico que le valieron una precoz consagración literaria, Juan Rodolfo Wilcock (1919-1978) ingresó muy joven en el círculo de la revista Sur. Su inteligencia y su formación cosmopolita no tardaron en ganarle el afecto de Adolfo Bioy Casares y de Silvina Ocampo, con quienes compartió veladas, viajes a Europa y estadías veraniegas en Mar del Plata.

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