Andrés Manrique, Leonardo Miraglia

ISBN 978-987-4180-74-2

Quiero perderme por falta de caminos. Siento el ansia de perderme definitivamente, no ya en el mundo ni en la moral, sino en la vida y por obra de la vida. Odio las calles y los senderos, que no permiten perderse. La ciudad y el campo son así. No es posible en ellos la pérdida, que no la perdición, de un espíritu. En el campo y en la ciudad, se está demasiado asistido de rutas, flechas y señales, para poder perderse. Uno está allí indefectiblemente limitado, al norte, al sur, al este, al oeste. Uno está allí irremediablemente situado.

Pasiones como clarines, coplas, trompas que aconsejan devorarse ser a ser, destruirse, piedra a piedra. Relinchos. Retumbos. Truenos. Salivazos. Besos. Ruedas. Espuelas. Espadas locas abren una herida inmensa.

Andrés Manrique, Leonardo Miraglia

ISBN 978-987-4180-76-6

El propósito de este trabajo está enunciado en su título: brindar elementos para la elaboración de un proyecto de comunicación, siguiendo distintos pasos que se inician con el acercamiento a la comunidad respectiva -con el fin de identificar sus características, problemáticas y recursos potenciales de cambio- y debe culminar en la elaboración de una propuesta de comunicación comunitaria.

Mamá coneja les dice a sus hijos que no se acerquen al jardín del señor Macgregor. Pero Peter es muy desobediente y le encanta comer verduras bien frescas...

Acerca del autor:
Helen Beatrix Potter nació en Londres, Inglaterra, en 1866. Era una naturalista, es decir una estudiosa de la Naturaleza. Observaba animales y plantas que después dibujaba. Peter Rabbit es su personaje más famoso, y escribió muchas historias con sus aventuras.

Prólogo y traducción de Edgardo Scott

Traducido por Matías Battistón

¡Qué silvas! ¡Qué sonetos! La cabeza del poeta lírico era una orgía de colores y de sonidos. Resonaban en las concavidades de aquel cerebro martilleos de cíclopes, himnos al son de tímpanos sonoros, fanfarrias bárbaras, risas cristalinas, gorjeos de pájaros, batir de alas y estallar de besos, todo como en ritmos locos y revueltos. Y los colores agrupados, estaban como pétalos de capullos distintos confundidos en una bandeja, o como la endiablada mezcla de tintas que llena la paleta de un pintor...

Seré serio como el placer. La gente no sabe lo que dice. No hay razones para vivir, pero no hay razones para morir tampoco. La única forma en que se nos permite manifestar nuestro desdén por la vida, es aceptarla. La vida no merece que nos tomemos la molestia de abandonarla. Podemos por caridad ahorrarsela a alguien, ¿pero a nosotros mismos?

En coedición con Verdehalago

“Pienso que Chesterton es uno de los primeros escritores de nuestro tiempo, y ello no sólo por su venturosa invención, por su imaginación visual y por la felicidad pueril o divina que traslucen todas sus páginas, sino por sus virtudes retóricas, por sus puros méritos de destreza…”

Jorge Luis Borges