Príncipe de un reino vacío con anuncios de emigrante, un pequeño se abre camino en el escarpado terreno que es su vida. Blanco de burlas y decepciones el Príncipe de mimbre camina encorvado, sin ilusiones ni esperanzas de un mañana mejor, apenas reconociendo frente al espejo la imagen que ante él se dibuja. Cada persona que se cruza en su camino tiene una enseñanza para darle aunque a veces ésta no sea positiva; el coraje, el dolor y el amor perdido en las entramadas ramas espinosas de las partidas sin un adiós le muestran una cara desconocida y salvaje de este mundo.

La riqueza notablemente va más allá de lo que a simple vista podemos observar en el texto leído, puesto que evidencia en su estilo, en su fluidez, en su capacidad de raptar al lector y dejarlo estupefacto, un don divino reflejado en letras. Dr. Alonzo Álvarez. “Solo se me ocurre hacerte saber que siempre he admirado la convocación de ese mundo tenazmente vivo que hay en lo que escribes, pocas veces sostenido con tanta eficacia verbal y ejercicio de la imaginación como lo haces.

Una propuesta de educación e interculturalidad plantea un diálogo entre iguales y en igualdad de condiciones, el encuentro entre personas y culturas, el intercambio de saberes hacia una educación intercultural, inclusiva y diversa. La riqueza de los saberes y conocimientos de cada cultura es uno de los objetivos fundamentales de la educación contemporánea. Tradicionalmente, la idea de Estado-Nación en la Argentina estuvo sustentada bajo la idea de “homogeneización” de la escuela pública.

El autor relata una búsqueda tomando esas llaves internas que abrirán las puertas más importantes de la vida. La historia de un joven que transita caminos inextricables para descubrir ¿quién es el verdadero héroe?, donde se ponen en pugna las posesiones y la capacidad, y cuando todo parece desvanecer las fuerzas resurgen para avanzar, aunque las agujas del reloj se vean detenidas, es en ese instante, el lugar que elige el escritor para esgrimir su estrategia, con un fuerte mensaje para el presente que vivimos.

No ver venir un tsunami o una crisis económica es excusable, construir algo frágil para hacer frente a la incertidumbre no lo es.

Nassim Nicholas Taleb

Hay gente mala. Un paso más allá están los monstruos. Si Viviana Curvasic conociera a alguien así, no indagaría sobre sus condiciones morales: solamente preguntaría si el monstruo es gordo o es flaco. Faustina Aranda, por su parte, preguntaría si el monstruo está casado y tiene hijos. Y Cristian Reynoso, si se lo puede dejar escondido o no. Probablemente ninguno hubiese afirmado «El monstruo soy yo». En esta historia, sin que sea necesario agudizar demasiado la mirada, cualquiera podría serlo; de hecho, todos lo son.