Radio

Dice Camila Sosa Villada: ¿Qué sentido tendría escribir, si la raíz de donde proviene la escritura no fuera el ansia de destruir el corazón de un sistema que se devora nuestra vida como una plaga? A lo largo de estos últimos cinco años, Pablo Ramos se ha convertido en un historiador-poeta en los editoriales con que inicia su programa de radio, Subversiones, que va de lunes a viernes de 13 a 16 por el aire de la FM 102.3, antes Nuestra Radio, antes, la inolvidable Power FM.

de Martín Giménez.

Mario Portugal y Héctor Yudchak vuelven a ofrecer un texto que brinda un panorama completo de la actividad radial, desde su formato clásico hasta los más recientes. La radio cumplió cien años desde su primera emisión y hasta el día de hoy no solo resiste, sino que se reinventa y renueva. A los espacios tradicionales se suman nuevos ámbitos, físicos y virtuales, que reavivan la misión de difundir, informar, entretener.

Segunda edición (2015)

Selección y traducción de Ariel Magnus
Prólogo de Mariana Dimópulos
Posfacio de Esther Leslie

En coedición con editorial Hueders

Este largo poema, acaso novelita, tiene un desarrollo sentimental. Cada frase fue acariciada como a un peluche muerto, hasta sacarle pelos-flecos a las palabras. Nuevo vínculo con la literatura de panfleto hasta este momento desconocida por mí. Sergio Chejfec pasa gran parte de su vida sacando y poniendo dentro de un placard una maqueta de tamaño importante. Trabaja en ella con devoción y disciplina de extranjero. Suma imágenes, paisajes, relaciones, conceptos, una persona, una barriada, una Emilie, ciertas palabras en frotación, humo, discursos, slogans, barro y una radio.

Autora: Raquel Olguín

Ilustraciones: Afra

Las chispas de las estrellitas de fuegos artificiales son algo que uno no puede dejar de mirar. Bueno, con esas chispas en los ojos, nació Niní. Entonces, apenas pudo calzarse zapatos colorados, decidió algo. Y no dejó de hacerlo jamás. El canto y el teatro fueron su vida y sus personajes increíbles llenaron la vida de muchas personas.

Autora: Raquel Olguín

Ilustraciones: Alejandra Lago

Evita tenía una costumbre apasionada. Se trepaba a los árboles y, desde allí, veía sus sueños. Luego, uno a uno los guardaba en una caja y guardaba esa caja en el medio de su pecho. Ella sabía que un día la abriría para que los sueños brotaran hechos realidad. Y así fue nomás. Y tanto le gustaban los árboles que eligió uno de la Plaza de Mayo para vivir. Y la historia argentina cambió para siempre.